Haciendo tiempo

Pues sí, como casi cada domingo, estoy otra vez preparando unos magníficos espaguetis, y mientras llega a hervir el agua, mehe propuesto volver a escribir un poquitillo...

Hoy ha sido un día nefasto como pocos (al menos en cuanto a productividad):
Me he levantado tarde (casi a las doce) y prácticamente enseguida he encendido el ordenador, que ha permanecido encendido casi ininterrumpidamente hasta ahora. En teoría tenía que leerme unos artículos que me había bajado ayer por la tarde, pero me llevé la alegría de ver que la memoria USB que tengo, una vez más me había traicionado y lo que había gravado se he había corrompido... :(
Suerte que una parte de los artículos me los autoenvié al correo... Pero también "mala suerte" que durante casi todo el día he estado disperso con otras cosas, así que casi da igual...

El caso es que contribuyó un poco (ahora repartiré culpas, quizá no totalmente justamente) a ello un buen hombre que nos encontramos sobre las tres y media de la madrugada, o un poco más tarde, cuando ya marchaba a casa. Habíamos estado en el bar 6.15 (creo que se llamaba así), en el que tuve el orgullo (o la vergüenza) de pagar 6 euros por una triste botella de Heineken... :(
-lo compensé ligerísimamente por haber tomado una pinta de Guiness a 3 euros en el Dow Jones... Hay que ver cómo está el patio; tres euros por una pinta ya parece un peazo ofertón...-


El caso es que ya nos íbamos, y a lo lejos, dicho hombre, quebrantando la ordenanza contra un árbol, nos preguntó si alguno de nosotros tenía un Nokia... ¿? "No, lo siento", dije yo.
Bien.

Al cabo de un minuto, se nos acerca, y nos da las gracias por haberle ayudado. (¿Respondiendo a su pregunta? ¿?) La verdad es que el hombre iba un poco tocado...
Se ve que estaba buscando a una gente que iba con él, pero a los que había perdido en un momento de descuido... Y su móvil (un Nokia) se le había muerto.

Al poco de explicarnos esto, nos empieza a preguntar cosas: si nos gusta la música, a qué nos dedicamos, nos dice que intentemos adivinar a qué se dedica él...
"Tenéis que ser diferentes", nos soltaba de vez en cuando... Y aunque yo estaba algo de acuerdo, no me atrevía a decírselo, por el riesgo de darle más cuerda (había sueño; la noche anterior también había estado de cena y birras...)... Pero resultó que no hacía falta darle cuerda. No, no... Se la daba él solo (y MUCHA).
Total, que llegué a casa bastante más tarde de lo esperado (ya os digo: MUCHA cuerda)...

Pero el caso es que ese personaje no decía tonterías. Le habría escuchado con mucho más interés de no ser por las ganas de desfilar hacia casa. Ojalá me lo hubiese encontrado en otro momento...


Me voy a rescatar a los espaguetis.