¡No hay entrega!

Esta vez es mi precaria infraestructura casera la que me aboca a escribir desde el Wordpad.
Finalmente tengo algo nuevo sobre lo que escribir, y esta vez no se me ha olvidado...

Como ya he comentado en algún post o comment anterior, ahora estoy haciendo algo equivalente a unos cursos de doctorado, aunque en realidad son asignaturas de un máster. La cuestión es que hay un montón de gente, casi ninguna de la cual se conocía de antemano.
Una oportunidad para conocer a gente nueva. ¡Genial!

El día en que se hizo la reunión informativa, descubrí que yo conocía ya a un par de personas. Con una de ellas mantengo el contacto, y aunque es una relación muy cordial, también es muy poco estrecha, tanto, que corre el riesgo de desvanecerse. Por otra parte, la otra persona se ha distanciado, diría que muy claramente, para relacionarse con otra gente, gente más... emm... acorde a sus intereses o a sus prioridades.
Ese mismo día, y peleando con la burocracia después de la reunión, conocimos (el trío que éramos) a una chica nueva, hasta nos presentamos y todo (todos, también mis dos conocidos previos). Sin embargo, desde ese día, eso fue todo. Ups. ¿Oportunidad perdida?

Entre tanto, han ido formándose algunas "parejitas", tríos y quizá algún grupo... El lugar en que se sentaba la gente en clase, el coincidir durante los descansos en la cola del bar, y seguramente otras cosas que ahora no se me ocurren llevaron a que apareciese la tendencia a "arrejuntarse" entre sí de alguna gente.

Un determinado día, el profe de la segunda clase del día no apareció (para compensar, ha venido esta tarde, para darnos una clase bastante atípica, bienintencionada pero poco preparada y demasiado confiada de la participación de los alumnos...) y la gente, después de mucho dudar si pirarse o no, se fue al bareto... Por fin, la ocasión en que muchos se presentaron "en sociedad" llegó. ¿Nombre? ¿Qué has estudiado? ¿Trabajas? ¿Y tú de dónde coño vienes...? Las preguntas, a bulto, que se acabaron respondiendo en la "ronda" de presentaciones que siguió. Una argentina, una portuguesa, una argentina, un irlandés, un mozambico-portugués (y un belga)...
Por cierto, fui el único en tomar una cerveza entre los casi veinte que fuimos al bareto. ¿Mala hora? (no creo) ¿Influencia de lo que había pedido la gente anterior? ¿Cervezofobia?
De cualquier modo, ese rato en el bar estuvo guay, fue divertido...
Se acabó proponiendo una cena, que creo que al final será este jueves. Me pregunto cómo será, aunque creo que, pasadas dos semanas (largas) la cena será diferente de cómo podría haber sido.
De acuerdo, es una obviedad, pero de todos modos creo que desde ese día hasta hoy, y debido a mi no muy elevada habilidad en las relaciones sociales en que hay involucradas muchas personas, y en parte también a que últimamente el que un chaval disponga de una tarjeta-llave para atajar me ha condicionado en cuanto a la prisa que tengo por marchar rápido de clase... Umm... Tengo la impresión de que alguna gente que tenía (quizá) alguna buena disposición hacia mí desde el día del bar han ido, posiblemente, cambiando de parecer y, a lo mejor, acabado pensando que soy un borde.

Cuánta incertidumbre dentro de esa impresión que igualmente me parece tan clara...

A ver cómo va la cena del jueves, ¿no?

See u all!

P.D. Por cierto, el título es un homenaje a una canción del Sobrino del Diablo que pretende encubrir que no se me ocurría ninguno que me convenciese.
¡Tengo hambre! (me voy a cenar) :P